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Esta es una excusa bastante frecuente que las personas tienen (o encuentran) para no cambiar su alimentación hacia una saludable: ‘‘comer saludable es muy costoso’’. Desde mi experiencia, he descubierto que esto es completamente falso. Comer saludable será costoso sólo si tu lo haces costoso.
A veces es por falta de herramientas, por desconocimiento de todas las opciones para cocinar que hay en una alimentación saludable, porque sigues aferrado a tus viejos hábitos o porque buscas seguir la dieta de alguien más. Además, la industria ha vuelto que el acto de comer se vuelva netamente una experiencia de placeres sensoriales, concentrando toda la atención en sólo tener un sabor delicioso. Pueden ser muchas las razones, cada caso es distinto.
Por eso quiero mostrarte, por qué, tener un estilo de vida saludable y en particular una alimentación que te de salud no es costoso. Y cuáles, desde mi experiencia, son los casos en los que las personas suelen encontrar impedimentos.
1. No necesitas todos los productos que crees que necesitas
Veo esto con mucha frecuencia, cuando alguien está comenzando un cambio de alimentación, se encuentran con una muy amplia gama de productos saludables como panadería sin gluten, quesos veganos, yogures a partir de nueces, productos keto o diversos tipos de endulzantes (por poner algunos ejemplos). Productos que sin lugar a duda son deliciosos y pueden llegar a ser muy saludables, pero que a la hora de la verdad, no constituyen un requerimiento para comer saludable.
La alimentación es una necesidad fundamental para la supervivencia. Si obedecemos a eso, entonces el acto de comer debería ser lo más eficiente posible, es decir, que nuestra alimentación cumpla con todos nuestros requerimientos de nutrientes esenciales: minerales, vitaminas, aminoácidos y ácidos grasos.
Lo que seguiría entonces es buscar alimentos que cumplan estos requerimientos, una alimentación efectiva. Eso se puede alcanzar con el consumo de proteína (especialmente animal por su alto valor biológico y biodisponibilidad), vegetales y algunas frutas (si queremos algo dulce por ejemplo). Cabe resaltar que tan solo de los animales, podríamos acceder a todos los nutrientes esenciales.
Si tu alimentación se basa en proteína, vegetales, fuentes de grasas saludables como el coco, el aguacate, algunos aceites, etc., le brindas a tu cuerpo lo que realmente necesita. Verás entonces que toda la gama de productos saludables que te ofrece el mercado, son realmente innecesarios.
2. ¿Buscas la ‘versión saludable’ de todo?
Esta situación es frecuente. Cuando las personas empiezan a cambiar su alimentación hacia una saludable, quieren encontrar las mismas cosas que antes acostumbraban comer, pero en una versión saludable. Un ejemplo muy común son los desayunos. Si antes comían pan al desayuno (uno cualquiera que consigues en un supermercado a precios bajos), ahora quieren encontrar uno bajo en carbohidratos, sin gluten, sin azúcar y con otras características que lo harán un producto de muy alta calidad y saludable, pero sin duda mucho más costoso. Ahora, la pregunta es ¿para comer saludable tienes que comprarlo? La respuesta es no. Escoges comprarlo porque lo disfrutas, te gusta, tienes la costumbre, pero no porque sea necesario. Es cuestión de que explores otros tipos de desayunos, otras opciones. Explora nuevas opciones y crea nuevas costumbres.
El ejemplo del pan puede trasladarse a muchos otros productos saludables que no son requerimiento para tener una alimentación saludable. Al final terminan siendo solo gustos que queremos darnos.
3. Alimentación efectiva = menos hambre = menos compras
Tradicionalmente se gasta más en comida y de una forma innecesaria por diversas razones. Por un lado se escogen ciertos ‘‘alimentos’’ que primero no tienen ningún valor nutricional, no generan saciedad. Por el contrario, generan ansiedad y más ganas de comer. El mejor ejemplo son los snacks y las 6 comidas que se suele creer ‘‘que hay que tener’’ durante el día. Adicional a eso, están los antojos.
Cuando empiezas a eliminar carbohidratos refinados, azúcares, alimentos procesados y proinflamatorios, y al mismo tiempo, incluyes buenas fuentes de proteína, vegetales y grasas saludables, le das a tu cuerpo lo que realmente necesita. Te nutres y no estás consumiendo calorías vacías. Así no estarás generando adicciones (como ocurre con el azúcar), te saciarás, tu insulina se estimulará menos y sentirás menos hambre. Como consecuencia, sentirás que sencillamente, no necesitas tanta comida. Tu bolsillo sin duda también lo sentirá.
4. Atrévete a experimentar en la cocina
No se trata de que tener una alimentación saludable te obligue a privarte de cosas que te gustan, como un postre o una hamburguesa por ejemplo. Antes de salir corriendo a buscar dónde lo puedes comprar, intenta experimentar en tu cocina qué puedes hacer.
Experimenta con el carnes sin procesar, vegetales, quesos, chocolate, la stevia, harina de coco, de arroz y otros ingredientes. Encontrarás un reemplazo de los ingredientes tradicionales y así podrás disfrutar de esas cosas que normalmente te costarían más o no le darían un mensaje saludable a tu cuerpo.
Verás que cocinar puede llegar a ser muy entretenido y hasta servir como un método para desestresarse.
5. No es necesario comprar todo orgánico
Ciertamente hay vegetales, frutas y granos que vienen mucho más contaminados con fertilizantes, pesticidas y otras sustancias químicas que pueden ser muy nocivas para tu salud. Aún más si son alimentos que comes a diario. Por eso, esto puede reducirse a una situación de priorizar. Dependiendo de los productos que más contaminados pueden estar y lo que más te guste. Hay otros productos que no suelen estar tan cargados de este tipo de sustancias.
Por ejemplo, las fresas son frutos que suelen venir un contenido muy alto de pesticidas (se han detectado hasta 20), mientras que los aguacates, han registrado menos del 1%. Entonces no es necesario que toda tu alacena y tu refrigerador estén llenos de productos orgánicos. Lo importante, es que evites los que normalmente vienen más contaminados de sustancias nocivas para la salud.
En esta página web https://www.ewg.org/ puedes encontrar información acerca de productos que pueden ser más o menos nocivos para tu salud basándose en el contenido de sustancias químicas en ellos.
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